Si tienes un problema imposible, un anhelo profundo o un gran deseo, puedes encontrar una figura misteriosa en el reservado posterior de un restaurante común y corriente. La gente se le acerca con cosas que quieren: un padre con un hijo enfermo, una mujer que quiere ser más bonita, una monja que quiere escuchar a Dios otra vez. El hombre puede hacer que esas cosas sucedan. Por un precio. A cambio de lo que quieren, estas personas deben sacrificar su moral y hacer cosas normalmente inconcebibles para ellos: detonar una bomba, robar un banco, matar a un niño… Le gusta anotar los detalles específicos de las tareas de sus clientes y aprender qué es lo que los motiva. Pero el hombre nunca obliga a nadie a hacer nada. Siempre depende de ellos empezar o terminar. No es cruel ni sádico, es sólo un hombre que asimila todo… aprendiendo sobre la condición humana, lo que significa ser humano y lo que ellos harán para conseguir lo que quieren.